Lo corriente es hacer esfuerzos
Uno pensaría que la labor artística consiste en bocetar ideas, explorar los secretos de los materiales y ensayar técnicas. A menudo, se asemeja a tramitar la cartilla militar: agendar cita en periodo preciso, presentar semblanza de 150 palabras en original y copia certificada, portafolio apostillado, comprobante de texto expedido por pensador crítico y retrato tamaño cartilla sin lentes, sin patillas, sin aretes, sin sonrisa. Tras una larga espera, hacer fila desde la madrugada afuera de un estadio y participar en un sorteo. Si resulta bola blanca y se tiene pie plano, asistir los sábados a cocinar huevo para quienes sí marchan. Como si no bastara, la monserga circular de la semblanza inicial (identificación oficial) exige presentar no uno sino dos documentos: residencias (pasaporte), exposiciones (licencia de conducir) o escuela de arte (cédula profesional), y para obtenerlos se requiere la misma semblanza. Esa frustración también aquejaba al Poseidón de Kafka, que según se decía, pasaba los días surcando las ondas con su tridente, cuando en realidad permanecía sentado en su escritorio, en las profundidades, haciendo cuentas interminablemente.
En muchos lugares, la imposibilidad de iniciar un procedimiento obedece más a la ausencia de un sistema articulado que a la opacidad de los procesos. No todas las ciudades tienen Juntas, hospitales o bancos. Como remedio nace Trámite. En el calor de microondas de Querétaro, un escritorio abre su oficina año con año y extiende una mano amiga, generosa y transparente a artistas emergentes del Bajío. La ventanilla del Garage Querétaro se inscribe en esos esfuerzos de abrir puertas, tender puentes y tejer redes; porque competir no (nos) compete a la provincia.
La sección de Garage del Tomo 009 de Trámite Buró de Coleccionistas tiene lugar en una nave industrial al aire libre con piscina. Lo que fue el Salón de Cardas de la fábrica textil El Hércules sirve como escenario literal y simbólico de un bureau en clave kafkiana: una oficina estructurada en un entorno fluido. En diálogo con su contexto, la selección se inspira en el relato Poseidón (1920) de Franz Kafka como clave de lectura, examinando la sensación de ser arrastrado por corrientes dentro de sistemas que operan según reglas y rutinas que no conducen a resultados concretos, pero en esa aparente futilidad reside su potencia. Ondas, líneas sinuosas y formas que sugieren movimiento atienden al recurso formal de la corriente, mientras que la repetición y el ritual articulan las poéticas de la administración: actos cotidianos, gestos minuciosos o flujos invisibles, como el calor que atraviesa cuerpos y territorios.
Comer es vital, pero comer lo mismo todos los días no lo es; esa mínima repetición es, sin embargo, un ritual profundamente personal. Durante una residencia en Suecia, Paulina Zamora amplió su práctica de fotografía, video y escritura hacia la pintura. La separación del lenguaje y la intermitencia entre abrigo y desabrigo del calor del sol primero ausente y después constante, dirigieron su experiencia artística hacia actos esenciales: comer, compartir, conectar. En Desayunos ficcionados (2025), Zamora toma como detonador el poema DESAYUNO, LA COMIDA MÁS IMPORTANTE de Horacio Warpola † , y configura un archivo que conecta a Věra Chytilová con Pipilotti Rist mediante una línea de horizonte: un hilo que une universos imaginados.
El gesto repetido, el ritual y la observación del cotidiano también son terreno de Diego Huacuja, quien ha consolidado su práctica en el Diseño y la Animación. Por años ha recorrido la ciudad capturando situaciones cómicas y trágicas de lo común y lo corriente, subrayando su absurdo al intervenir con dibujos de personajes sobre fotografías. Para Trámite, introduce por primera vez su estilo gráfico al espacio, desplazando la contemplación hacia un encuentro participativo con situaciones arbitrarias.
Alejandro Metzger conduce su preocupación por su ciudad y el medio ambiente* al arte mediante un hilo conductor: el cable de cobre. Con este señala las estrategias urbanas que elevan la temperatura de Querétaro. Sus dibujos térmicos extienden la denuncia del calentamiento local hacia una escala global, evidenciando el daño ecológico del turismo y las industrias en una traducción de calor a color. Por su parte, Sobrecarga (2025), instalación de torres de cerámica moldeadas a partir de aisladores eléctricos, adopta formas curvas y repetitivas en clave de Brancusi. La técnica japonesa del raku, que combina fuego y humo, imprime tonalidades que evocan cobre y carbón, erigiéndose como tótem de la ineficiencia de los sistemas de contención y de las políticas públicas incapaces de proteger en un presente donde el calor amenaza la vida misma.
Con María Rébora, el calor y la corriente son otros. Sus piezas investigan desde la estética, como disciplina que interroga lo sensible, qué vuelve erótica a una forma abstracta: las ocasiones formales en que líneas sinuosas y composiciones onduladas se tornan sugerentes. Al descomponer, alterar digitalmente, superponer y ensamblar imágenes, genera figuras imprecisas que obligan a mirar dos veces, recordando que el deseo se manifiesta como carencia que imagina para satisfacerse, alimentándose de la fantasía y de repeticiones que nunca llegan a completarse del todo. Con esta obstrucción perceptiva, interpela un sistema, cuyo punto de vista, dispone de la sensualidad femenina.
Celebrando el espíritu de Trámite, Lo corriente es hacer esfuerzos invierte la lógica del fastidio kafkiano: la norma es hacer esfuerzos, abrir oficinas, ventanillas y conocernos.
Maya Renée Escárcega
Curadora
* Sus credenciales incluyen ser miembro del comité de colonos de Jurica y de iniciativas ciudadanas como Parque Intraurbano Jurica A.C. e Hidroecología Jurica, así como ser fundador de re.C (recolectivo), colectivo que impulsa transformaciones sociales, culturales y ambientales. También colabora en el desarrollo del Plan Maestro del Parque Intraurbano Jurica Poniente “La Queretana”, junto a asociaciones civiles y el gobierno municipal.